domingo, 3 de julio de 2011

Argentina Al Rojo Vivo


Economía enfoque


Las economías emergentes están en mayor riesgo de sobrecalentamiento?

Cuando el término "mercados emergentes" fue acuñado hace 30 años por Antoine van Agtmael, a continuación, en el Banco Mundial, estas economías representaban un tercio del PIB mundial (medido en paridad de poder adquisitivo). Ahora constituyen con más de la mitad. Más dramático aún, los mercados emergentes producen  más de las cuartas quintas partes del crecimiento mundial del PIB real durante los últimos cinco años. 
Como no hay suficientes noticias sobre la inflación, los préstamos bancarios  y los flujos de capitales los que podrian sugerir que virtualmente todas las economías emergentes se están sobrecalentando. En realidad, algunos están al rojo vivo y los otros estan en una  tibia primavera.

Un análisis realizado por The Economist trata de identificar los puntos más calientes.
El gráfico muestra nuestro ranking de las 27 economías emergentes de acuerdo con su riesgo de sobrecalentamiento. Tomamos la temperatura de cada economía con seis indicadores diferentes. Los resultados de estos indicadores se suman para producir un índice general, el 100 significa que una economía está al rojo vivo en las seis medidas.(La clasificación de todos los indicadores individuales se pueden encontrar aquí )

INFLACION: Esta ha aumentado más fuertemente en las economías emergentes que en el mundo desarrollado, a una tasa promedio estimada de 6.7% en mayo. Pero oscila entre un modesto 1,7% en Taiwan y el 20% o más en Vietnam, Venezuela y Argentina (con estimaciones del sector privado para un segundo lugar para la  del gobierno, pero de una menor cifra dudosa). La mayoría de los repunte de la inflación durante el año pasado se debió al encarecimiento de los alimentos, que tienen una mayor proporción de la canasta de precios al consumidor que en los países ricos. Así que si los precios de los alimentos se estabilizan, la inflación general caerá a finales de este año. En China, la inflación subyacente (excluyendo alimentos y energía) es de 2,4%, pero es una más preocupante 5,5% en Brasil y más del 8% en la India. Donde el crecimiento se topa con limitaciones de capacidad y  mercados de trabajo muy ajustados, la inflación de alimentos podría extenderse a los salarios y otros precios.
Nuestro segundo indicador trata de medir la capacidad oseosa mediante la comparación de la tasa de crecimiento promedio del PIB desde el año 2007 con la tasa de crecimiento en los últimos diez años. El crecimiento ha superado su tendencia de largo plazo en Argentina, Brasil, India e Indonesia, pero es muy inferior a la tendencia (lo que sugiere una amplia capacidad de reserva) en Hungría, la República Checa, Rusia y Sudáfrica. El crecimiento de China también ha sido ligeramente inferior a la tendencia. La tasa de una economía de crecimiento potencial puede haber aumentado con el tiempo, gracias a las reformas.

Sin embargo, el mercado de trabajo (nuestro tercer indicador), confirman que varias economías han estado creciendo rápidamente insostenible. En Argentina, Brasil, Indonesia y el desempleo de Hong Kong esta muy por debajo de de la media de sus diez años. La tasa de desempleo de Brasil está en un mínimo histórico y los salarios se están acelerando.
 Nuestro índice interactivo clasifica estas 27 economías emergentes a través de los seis indicadores individuales
El cuarto síntoma de sobrecalentamiento, y uno de los más importantes, es la excesiva expansión del crédito, que puede conducir a las burbujas de activos, así como la inflación. La mejor medida de exceso de crédito es la diferencia entre la tasa de crecimiento del crédito bancario y el PIB nominal. Es normal que los préstamos bancarios crescan un poco más rápido que el PIB en una economía emergente como el sector financiero se desarrolla, pero el crédito está superando el PIB con un margen alarmante en Argentina, Brasil, Hong Kong y Turquía. El crédito al sector privado ha aumentado en más del 20% que el PIB nominal durante el año pasado en Turquía y Hong Kong. Pero no todas las economías emergentes están inundados de liquidez. En diez de los 27 países, incluida Rusia, Sudáfrica, Egipto y Chile, el crédito está creciendo más lentamente que el PIB. La tasa de crecimiento de los préstamos bancarios de China se ha reducido a la mitad durante el último año o así, y ahora está ampliamente en línea con el crecimiento del PIB.

Nuestro quinto indicador es la tasa de interés real, que es negativa en más de la mitad de las economías. Que puede ser apropiada cuando la demanda es débil, pero en economías de rápido crecimiento, tales como Argentina, India, Vietnam y Hong Kong, tasas reales negativas alimentan más rápido el crecimiento del crédito y la inflación. En el otro extremo, la tasa de interés real de Brasil de casi el 6% se encuentra entre las más altas del mundo. La tasa de interés de referencia de China es algo positivo, pero esto minimiza el alcance de su reciente contracción monetaria: el banco central ha elevado drásticamente los requisitos de reserva bancaria y coronó el crecimiento del crédito.

Mercury Rising (al rojo vivo)
Nuestro indicador de la temperatura final es el equilibrio externo. Una ampliación de déficit de cuenta corriente puede ser un signo clásico de sobrecalentamiento, ya que la demanda supera la oferta interna. Turquía parece especialmente preocupante, con su previsión de déficit para saltar a un 8% del PIB este año, frente al 2% en 2009. El aumento de déficit de cuenta corriente de Brasil y la India también sugieren que la demanda interna está creciendo demasiado rápido.
La suma de los seis puntajes revela siete puntos donde la mayoría de los indicadores están parpadeando en rojo: Argentina, Brasil, Hong Kong, India, Indonesia, Turquía y Vietnam. Argentina es la única economía con los seis indicadores que están en rojo, pero Brasil y la India no se quedan atrás. China, a menudo el centro de las preocupaciones por el sobrecalentamiento, está bastante abajo en la clasificación en la zona de color ámbar, en parte gracias a un ajuste monetario más agresivo. Rusia, México y Sudáfrica están en la zona verde, lo que sugiere un riesgo mínimo de sobrecalentamiento.

Al rojo vivo: las economías con tasas de interés negativas. La política fiscal también es muy floja en muchos lugares. Los déficits presupuestarios se han reducido ligeramente desde 2009, pero esto es porque el fuerte crecimiento ha impulsado los ingresos fiscales. En una definición general de gobierno, seis de los siete que tienen déficits muy grandes (8% del PIB en la India, por ejemplo), sólo el gobierno de Hong Kong está en superávit. Teniendo en cuenta que sus economías están en auge, no equilibran sus cuentas corrientes exponiendose a ser deficitarias

Los conductores que ignoran las luces rojas de advertencia en el tablero de instrumentos se ponen en grave riesgo de crisis.

viernes, 1 de abril de 2011

martes, 29 de marzo de 2011

Un crecimiento adolescente. Eduardo Duhalde


29/03/2011. Después de la crisis de 2001, nuestro país ha crecido casi continuamente, al igual que la mayor parte de América latina. Sin embargo, este crecimiento, como el que iba a provocar el famoso “derrame” del que nos hablaban hace unos años, no se ha traducido en una sensible mejora del bienestar de sus habitantes, que excede el aspecto económico.


A la hora de intentar explicar esta realidad incontrastable, podríamos decir que, tal como ocurre con la adolescencia de una persona -en la cual ésta alcanza un grado de crecimiento físico casi total pero aún no es un adulto del todo responsable de sus actos-, el hecho de que un país crezca no significa que se haga “grande”, es decir, que alcance el desarrollo con plenitud de sus posibilidades.

Las diferencias entre las dos situaciones son conocidas. En la adolescencia “se adolece” de algo. Al adolescente le faltan disposición y preparación, seguridad y confianza en sí mismo. Ha dejado atrás a la infancia y cuenta con una positiva explosión de sensibilidad y creatividad pero le falta experiencia para llegar a ser adulto. En la búsqueda de su propia identidad no tiene tiempo para largas explicaciones, suele renegar de sus orígenes y confronta con los mayores, especialmente con sus padres. Su inestabilidad emocional lo coloca en un estado de constante incomodidad que busca superar en el refugio que le ofrece, casi exclusivamente, su grupo de pares. Allí encontrará a quienes le harán el “aguante” para ir “zafando” de los problemas que tarde o temprano deberá afrontar.

El adolescente por momentos es equilibrado, pero después “se enrosca”, pone en riesgo su seguridad buscando emociones fuertes que le permitan poner a prueba sus condiciones y ganarse su propio espacio. Suele perder el sentido de la realidad, enajenado en sus fantasías. Vive el aquí y ahora, el problema del día, actúa por impulsos, sin largo plazo. En esta búsqueda, es habitual que comience siempre nuevos proyectos que luego, a menudo, abandona.

La personalidad del adolescente es un terreno abonado para los conflictos. Puede reaccionar con la mayor virulencia, agresividad e impaciencia a todo aquello que es contrario a sus deseos. Abundan las reacciones de ira y rápidamente se pelean por causas que, observadas por terceros, no encuentran justificación.

La política de los Kirchner nos instala en una sociedad adolescente. Son sus incertidumbres las que, obviando gran parte de la historia reciente, crean un “nuevo” relato oficial del que se sospecha, mayoritariamente, porque no se condice con la realidad. Desde esa recortada construcción simbólica se bombardea propagandísticamente a la población. Se quiere vender una ilusión creada a partir del crecimiento económico alcanzado, pero la mayoría comprueba, en la inestabilidad e inseguridad de la vida cotidiana, que el producto es una vulgar fantasía. Cuando esta realidad golpea a la puerta del Gobierno, los funcionarios hacen gala de su adolescencia. Siempre “la culpa es de otros”; aparece la descalificación; se ocultan los errores con una buena cuota de agresividad y las peleas mediáticas distraen la atención de los problemas centrales.

Los adolescentes son inmaduros, no estúpidos. Cuando los conflictos reales parecen superar al kirchnerismo, ellos buscan equilibrar la balanza. Durante un tiempo muestran una dosis de sensatez, pero repetidamente vuelven a las andadas y “se enroscan” en sus conflictos irresueltos. Por no tener madurez política, carecen de una visión de largo plazo y su “modelo” suele atender sólo a la coyuntura, buscando un buen titular para los medios oficiales. Ejemplos son los que sobran: la reactivación de los ferrocarriles anunciada en su primera campaña electoral, el improvisado tren bala, el Riachuelo limpio, la ampliación de la General Paz, la continuidad del camino del Buen Ayre, el soterramiento del Ferrocarril Sarmiento, los fallidos llamados a diálogos políticos y tantos otros anuncios que quedaron en la nada.

Cuando se habla de una Argentina diseñada, hablamos de una “construcción”. Se trata de la Argentina que el Gobierno inventa, de una transformación imaginaria, en contraposición a la Argentina real, percibida por la gente cotidianamente.

El “relato” gubernamental, repetido incansablemente, forma parte de una ilusión bien promocionada. La Argentina, en términos económicos, “engordó”. No se desarrolló ni se engrandeció en otros aspectos durante la gestión kirchnerista: no lo hizo en el aspecto ético, como lo prueban la enorme matriz de corrupción y el crecimiento de la penetración del narcotráfico, ni en el cumplimiento de las leyes y el respeto a las instituciones. La inflación, negada por los mentirosos índices oficiales, ataca los logros económicos individuales y de conjunto, afectando muy especialmente a los sectores más vulnerables como consecuencia del impacto del alza en los precios de los alimentos. La inseguridad, negada durante tanto tiempo por el Gobierno, que la calificaba de “sensación”, crece de un modo alarmante. No se ha mejorado la calidad de la educación ni de la salud, ni se buscaron soluciones a cuestiones esenciales para la vida diaria como el transporte, como lo debieran permitir los enormes recursos que el Gobierno anuncia que recauda permanentemente. Esos grandes recursos tampoco parecen alcanzar para garantizar a los jubilados el 82% móvil que la Constitución les otorga.

Los adolescentes, por su misma condición, no tienen una cultura del trabajo; el kirchnerismo tampoco. Transformó los planes de emergencia solidarios en mecanismos permanentes de cooptación clientelística; un enorme porcentaje de la población, y muy especialmente los jóvenes, saben que no hay empleo o que éste es precario, en muchos casos indigno.

Cuando hablamos de madurez pensamos en la posibilidad de capitalizar las experiencias, propias y ajenas, desde una actitud creativa que nos permita evaluar los riesgos y beneficios del cambio que siempre es necesario. Las personas adultas buscan armonizar los contrarios y no agudizar las contradicciones; crean un marco de estabilidad que posibilite el desarrollo; entablan un diálogo sincero con sus opositores para minimizar los riesgos de su propio accionar, tienen la honradez de reconocer sus errores y la valentía de corregirlos. Aceptan las normas con las que protegen, de manera realista, diversos aspectos de sus vidas. La gente común no vive la política, ni la vida, como una guerra, y no está pendiente obsesivamente de derrotar, destruir o aniquilar al otro; busca convencerlo, o convencerse de la razón que el otro le ofrezca, o bien acordar en un punto intermedio.

Es interesante ver qué relación deben tener los adultos con los adolescentes. Estos últimos piden, de diversas maneras, límites. Los padres deben asumir esa responsabilidad para ayudar a sus hijos a crecer.

La Argentina del futuro inmediato debe transformar el crecimiento en “bienestar”, tanto en términos económicos como espirituales. Hay que lograr una nación grande, adulta y equilibrada. Debemos asumir plenamente la vida en democracia. Esta es actualmente patrimonio de una gran parte de la humanidad, a diferencia de lo que acontecía, por ejemplo, en la época de la Segunda Guerra Mundial. Podemos observarlo en los partidos políticos de los países vecinos, que, originados en ideas transformadoras y en representación de los sectores populares, no abandonan esas características y gobiernan con absoluto respeto de las instituciones. También apareció el ansia de libertad y democracia, recientemente, en los masivos movimientos acaecidos en los países árabes.

Respecto de los jóvenes, el país debe asumir la responsabilidad por la educación, por la búsqueda del primer trabajo, por la posibilidad de acceso a la vivienda. Las condiciones están dadas y lo tenemos todo: potencial humano, recursos naturales y productivos, una sociedad ávida de engrandecerse, la respuesta a los problemas alimentarios futuros de gran parte del mundo.

A la adolescencia le sigue la madurez entendida como personalidad responsable. Justamente, podemos decir que tenemos un pueblo que va creciendo en su madurez. En las elecciones de 2009 supo decir que no se identifica con esta Argentina diseñada, supo reconocer que se trata de una construcción. Y está procesando la necesidad del cambio.

Si queremos una Argentina grande tenemos que superar la adolescencia. No podemos ser adultos en edad y mantener una mentalidad adolescente. El ingreso en el mundo adulto exige una serie de cambios, de maduraciones en todos los niveles que desembocan en actitudes y comportamientos adultos. Estos cambios ponen de manifiesto que el verdadero sentido de la etapa adolescente es la maduración de la autonomía personal y eso es lo que lograremos. ¿Se puede llegar a ser adulto y maduro sin modificar los comportamientos adolescentes y sin enfrentar los cambios que implican el pasaje de la adolescencia a la adultez? Evidentemente, no.

El peronismo maduró con el Perón que retornó al país en 1973 con una visión de estadista y del cual nos sentimos herederos. El kirchnerismo reniega de ese Perón y lo quiere reemplazar por un relato de “primavera camporista”, propio de una visión adolescente. Con justicia alguien supo calificar al kirchnerismo como “la enfermedad infantil del peronismo”, parafraseando la famosa sentencia de Lenin sobre el ultraizquierdismo.

Ya lo decía Perón en 1949: “Es preciso que los valores humanos creen un clima de virtud humana apto para lo conquistado, lo debido. En ese aspecto la virtud reafirma su sentido de eficacia. No será sólo el heroísmo continuo de las prescripciones litúrgicas; es un estilo de vida que nos permite decir de un hombre que ha cumplido virilmente los imperativos personales y públicos: dio quien estaba obligado a dar y podía hacerlo, y cumplió el que estaba obligado a cumplir. Esa virtud no ciega los caminos de la lucha, no obstaculiza el avance del progreso, no condena las sagradas rebeldías, pero opone un muro infranqueable al desorden”.

© La Nación

El autor fue presidente de la Nación