miércoles, 7 de julio de 2010

Primer # Nota del Editor

Cuando el Estado toma una decisión no solo afecta el brevísimo plazo si no que son decisiones generacionales es decir abarca generaciones enteras incluyendo a las no nacidas.
Esta es la inmensa responsabilidad que reside en el Estado donde no importa el signo político que actúe, por que el bien soberano es la consecución del Proyecto País.
En este nuestro primer numero contamos con tres articulos que sientan las bases sobre las politicas publicas y su aplicación en el desarrollo local.

martes, 6 de julio de 2010

El Desarrollo Local como Politica de Estado

1 ¿Qué es una Política de Estado? 
Las Políticas de Estado constituyen políticas públicas de alcance nacional, referidas a cuestiones estratégicas de la Nación, que se mantienen permanentes en el largo plazo, con independencia de la orientación política del gobierno, que se construyen a partir del consenso público y que apuntan al desarrollo sostenible del país.

2 ¿Qué es una Política Estado para el Desarrollo Local? 
Constituyen políticas focalizadas en necesidades locales y regionales. Se construyen con la intervención de todos los actores públicos y privados locales, mediante un proceso de interacción y cooperación, con amplia participación de la ciudadanía local y están destinadas al desarrollo de municipios, territorios locales y regiones socio-productivas.

Desde la perspectiva nacional, intenta lograr la integración nacional en el marco de la amplia diversidad que presentan las regiones del país.

3 ¿Quiénes son los actores del desarrollo local? 

Los actores intervinientes en el proceso de desarrollo local es principalmente el gobierno local. Tienen amplia participación e incidencia las asociaciones de empresarios, las organizaciones sindicales, las instituciones educativas como escuelas técnicas, universidades e instituciones de investigación y las empresas privadas, cooperativas y mutuales, como así también las todas las organización de la sociedad civil como las organizaciones no gubernamentales.

4 ¿Cuáles son los requerimientos del desarrollo local? 
La inclusión social en todos los niveles y actividades de la sociedad local dando prioridad a la lucha contra la pobreza, el aumento del empleo, la educación y la salud.
Es imprescindible un marco de confianza y compromiso entre los actores del desarrollo local. Se busca fomentar el asociativismo para la realización de obras, proyectos y empresas con vista en la solución de los problemas locales y al crecimiento regional.
Se pretende una visión compartida, previamente consensuada entre los actores locales con amplia participación ciudadana a partir de canales formales de comunicación. Constituye y requiere un fuerte compromiso en términos de responsabilidad social en los resultados pretendidos.


5 ¿Con qué criterios se instrumenta el proceso de desarrollo local? 

Este proceso requiere un eje de integración vertical entre los gobiernos locales, provinciales y nacionales sobre determinadas cuestiones claves del entorno local como salud, educación, desarrollo productivo y otras.
Asimismo, requiere la implementación de acciones de cooperación o acuerdo horizontal internamente dentro del ámbito local y también, con otros ámbitos locales que permitan desarrollar proceso de cooperación inter-municipal como han sido los corredores o los consorcios productivos.

Estas acciones de implementación horizontal y vertical exigen una construcción política entre los actores y visiones compartidas que maximicen la coherencia en las acciones en los distintos niveles verticales y partícipes horizontales.

La articulación público-privada, como nuevo paradigma de los gobiernos, constituye un requisito que permite una cooperación y negociación permanente que sustituya al enfrentamiento entre el sector privado y el gobierno local.

Los procesos de desarrollo local necesitan de canales de comunicación y de ámbitos oficiales de consenso como reuniones en ámbitos vecinales, consejos económicos en los gobiernos locales, foros de intercambio para problemas sociales y otros.

El proceso de desarrollo local tiene que consistir en un programa sistemático y continuado tendente al mejoramiento del aprendizaje social de la participación y del compromiso público.


6 ¿Cuáles son los avances y resultados esperados del desarrollo local? 

Se pretende que el desarrollo local como política de Estado contribuya al desarrollo empresarial como, entre otros, pequeñas y medianas empresas, cooperativas, mutuales, microemprendimientos, parques industriales y polos tecnológicos.
Se espera que el desarrollo local contribuya y exija cambios en el fortalecimiento de las instituciones de la sociedad civil en cuanto al compromiso con la comunidad y en términos de aportes al desarrollo socio-productivo y cultural.
La modernización de la gestión del Estado es un requerimiento pero también un resultado del proceso, en términos de gobiernos locales con excelente imagen pública, alta calidad de servicios, visión estratégica y transparencia de la gestión.
Es imprescindible que en los procesos de desarrollo local se construyan fuentes de información locales que permitan el conocimiento y diagnóstico de los problemas públicos y que brinden información del resultado de la gestión a la ciudadanía tales como procesos de e-government y sistemas de estadística locales confiables.
La atención de la infraestructura territorial para el desarrollo local constituye una prioridad para el desarrollo que permita la atracción de inversiones y la eficiencia de las actividades logísticas y geo-sistémicas tales como sistemas de transporte y comunicación internos y hacia el exterior, incluyendo el plano internacional, el ordenamiento territorial y el aprovisionamiento energético.

7 En síntesis: ¿Cuáles con las expectativas de resultados finales del proceso de desarrollo local? 

Si bien, el desarrollo local se lo vincula con las actividades productivas, el mismo se orienta al mejoramiento de la calidad de vida de la población local en su conjunto, basado en el incremento de los niveles culturales y educativos, el mejoramiento de los niveles de equidad en el más amplio sentido y en la inclusión y convivencia social como proceso permanente de integración humana colectiva.






Dr. Hugo O. Septembrino
Dr. En Ciencias Económicas, ex Secretario de Comercio, Presidencia Duhalde, 2002

El Municipio como dinamizador de la economía local

Si bien el municipio tiene una responsabilidad directa sobre la prestación de servicios esenciales para la comunidad, su nuevo rol no puede dejar de tener en cuenta otros factores que actúan como motorizadores de la economía local y regional.

El rol de los micro y pequeños emprendedores es cada vez más importante como, tanto en la creación de posiciones de trabajo, como en la generación y adopción de actitudes innovadoras y en la canalización de las energías productivas de la comunidad.

El mejoramiento de las condiciones de vida de la comunidad tiene una de sus bases en la capacidad de generar riqueza en el territorio, para lo cual deben promoverse las actividades productivas, tanto las ya existentes como las potenciales y emergentes. Pero la generación de un ambiente favorable a la implementación de políticas de desarrollo local, deberá contar con un clima que permita aumentar la inversión por la vía de los emprendimientos que generen valor agregado y aumenten el empleo.

La modernización del municipio debe intentar recoger la diversidad preexistente en la comunidad, con el fin de formular políticas que recojan la sensibilidad y el potencial innovador de los habitantes. Para esto es imprescindible la construcción de consensos entre los actores locales.

El rol de los sistemas locales productivos implican delimitar un área geográfica, en donde se despliegan estrategias y acciones tendientes a mejorar la calidad de vida y el bienestar de los ciudadanos, por medio de la actuación en diferentes planos: el económico, el tecnológico, el social y el político, promoviendo una nueva geografía del desarrollo, sin descuidar lo atinente a las especificidades históricas y la cultura del lugar.

La construcción institucional para desarrollar las políticas activas en un determinado territorio presenta desafíos cuando se trata de las denominadas áreas metropolitanas, por cuanto conviven allí sectores sociales pertenecientes a un amplio rango de condiciones socioeconómicas.

La puesta en marcha de una política territorial debe tener en cuenta el apoyo legislativo local (Concejo Deliberante) para garantizar recursos presupuestarios suficientes e incentivos específicos para los agentes socioeconómicos locales. Asimismo, se requiere un acertado diagnóstico de la situación, el diseño de un marco institucional acorde y de instrumentos de actuación y capacidad de liderazgo político. (García Reche, 1999)

Los organismos públicos y privados, los empresarios como las universidades, las escuelas, los centros de investigación y las entidades intermedias, también deben ser convocados.

Es necesario elaborar un proyecto de desarrollo, establecer una visión clara y comprensible que represente la organización comunal deseada por todos, que revalorice la identidad territorial y los aspectos culturales más importantes.

Es imprescindible transmitir esa visión a todos los miembros de la comunidad para que todos comiencen a avanzar en la misma dirección.

Que cada decisión que se tome, que cada acción que se lleve a cabo, tanto en el seno de las familias, como en los pequeños emprendimientos, en las cooperativas, mutuales e instituciones intermedias, en las escuelas y universidades, en las cámaras empresarias y en el poder político tengan un mismo sentido y sea tomada con la plena conciencia que contribuirá al desarrollo del conjunto.

Evaluar el consumo de la comunidad y determinar cuáles de esos productos pueden comenzar a elaborarse o en qué casos se puede mejorar la producción, apoyando a los productores locales, es de suma interés para el diseño de este plan. Allí deben trabajar los técnicos de las escuelas y/o universidades, se debe pedir el apoyo de los organismos públicos provinciales y nacionales que, en la mayoría de los casos, están sub-utilizados u ocupados en temáticas no prioritarias.

Se debe utilizar la fuerza de compra y de venta de toda una comunidad para, a través de diferentes figuras jurídicas asociativas, reducir los costos de los insumos y los productos básicos que se deben adquirir fuera del ámbito de la región y, a su vez, salir a otras comunidades, con una oferta de productos ordenada, con la escala adecuada y con sistemas organizados de producción y comercialización.

Transformar a la comunidad en un gran emprendimiento social que se abastezca de los insumos vitales para sus habitantes y que salga hacia fuera de sus fronteras, ofreciendo productos y/o servicios de buena calidad y con una fuerte identificación regional que les permitan incrementar los ingresos de sus miembros.

La planificación estratégica como herramienta para el desarrollo local

La planificación estratégica participativa contiene elementos que pueden aplicarse con gran eficacia en el proceso de desarrollo local. A diferencia de la planificación tradicional, donde el concepto de desarrollo se desprende de la concepción que tenga el Estado nacional, suponiendo que la macroeconomía “derrama” automáticamente hacia las regiones, en la planificación estratégica se pretende que el modelo de desarrollo para una determinada región surja de la propia concepción que tengan los agentes sociales, a través de la participación ciudadana en la definición de la gestión de gobierno. Sin dejar de tener en cuenta, claro está, que todo debe insertarse en una estrategia nacional.
La mayor autonomía en los gobiernos municipales requiere la implementación de reformas en el plano administrativo y político que conducen a crear nuevos vínculos con la comunidad.

En este contexto, es cada vez más sustancial crear posibilidades de participación: a planificación estratégica aparece como un espacio de encuentro entre el gobierno local y la ciudadanía, siendo su principal objetivo el de estimular dicho involucramiento vecinal.
Un plan estratégico entonces, se concibe como una nueva forma de gobernar las aglomeraciones urbanas, en un clima de consenso y de participación colectiva.

El plan estratégico es un instrumento que hace posible la participación de los diferentes actores sociales de la comunidad con el objetivo de elaborar un futuro en común, en un horizonte temporal definido.
No menos importante es que exista un esquema metodológico que especifique las etapas a seguir en la elaboración de ese plan estratégico. A pesar que cada experiencia tiene características singulares, se puede elaborar un mapa conceptual común que ayude a que el plan pueda llevarse adelante de la mejor manera.

Las etapas para elaborar un plan estratégico son las siguientes:

1) Determinación de los actores claves y establecimiento del marco normativo del plan.

2) Identificación de los temas críticos.

3) Diagnóstico de los temas críticos: análisis FODA

4) Fijación de metas y objetivos. Desarrollo de las estrategias y elaboración de un plan de acción.

5) Implementación y seguimiento.

El plan estratégico, en suma, debe abarcar múltiples aspectos de la ciudad: políticos, sociales, económicos, culturales, educativos y ambientales Como tal, su intención no se limita a definir objetivos futuros de actuación conjunta, sino que constituye un verdadero plan de acción.

Por el TSCyM Gustavo Bertolini

Desarrollo Local y Economia Social

El desarrollo local asociativo combina procesos endógenos y exógenos y posee, sin duda, una gran convergencia con la economía social. En el desarrollo local se parte "desde abajo", y los que están abajo son, justamente, los actores de la economía social. A su vez, en ésta confluencia, un Estado inteligente tiene mucho que hacer a la hora de fijar consensos estratégicos e instrumentar políticas activas que, sin desmedro de la centralidad del Estado-nación, impulsen descentralizaciones efectivas de poder de decisión, recursos y capacidades.

Para que la economía social[1] concuerde con el desarrollo local, deberá contemplar, por un lado, factores endógenos de conexión interactiva con el territorio: iniciativas locales, con capital humano, financiero y material procedentes de la zona; procedimientos internos democráticos; servicios para el entorno social y empresarial inmediato; integración local entre ellos y con otras empresas e instituciones, mediante acuerdos formales e informales. Y, por el otro, factores exógenos de comunicaciones de ida y vuelta con el entorno global: integraciones horizontales y verticales fuera de la localidad, que generen redes de comercialización y de representación regional; inserción en el MERCOSUR e, incluso, en el mercado internacional para la exportación o el acopio tecnológico; prácticas gerenciales adaptadas a la idiosincrasia participativa; diversificación y democratización educativa, de capacitación y de reentrenamiento.

Aunar territorio y desarrollo significa también superar el reduccionismo de esa óptica "clasista" de la economía social (a la cual sería mejor denominar de economía “solidaria" o “popular”) que la concibe sólo testimonial o de “resistencia”: emprendimientos individuales o familiares de pequeña escala, de los sectores obreros y populares con mayor vulnerabilidad social. Una actividad de "pobres para pobres", con el protagonismo excluyente de las ONGs no empresariales. Asimismo, alrededor de estas experiencias, se cuela un discurso "maximalista" (que se refugia en un anacrónico “anticapitalismo” abstracto) que, paradójicamente, puede terminar coincidiendo, "objetivamente", con el capitalismo concentrado que dice combatir. Es que la evidente inconsistencia del intento, da a los gurúes del eficientismo liberal más "fundamentos" para corroborar la supuesta “incapacidad” de la economía social para tener un rol significativo en el "núcleo duro" del modelo económico y social que se ha ido esbozando a la salida de la convertibilidad.

Así, esta concepción academicista pretende excluir de la economía social a las cooperativas y mutuales más consolidadas y sustentables, que no sólo tienen un peso nada despreciable en todas las actividades y territorios: reúnen una doctrina común, un sistema de ideas compartido, una historia, una metodología de gestión democrática, un marco legal y reglamentario y una interconexión regional e internacional, que posibilita que actúen como tutoras e incubadoras de las iniciativas incipientes, superando la alta "mortalidad" de estas noveles experiencias asociativas de la llamada economía “popular” y/o del “trabajo”.

De la mano de lo anterior, es preciso dotar a las estructuras públicas nacionales, provinciales y municipales de mayores recursos económicos y humanos capacitados, como así también coordinar sus esfuerzos a través de instancias interministeriales de economía social que superen la actual desarticulación y/o superposición de políticas y acciones. En este sentido, el IFAM, da cuenta que muy pocos municipios tienen un área específica de economía social que no se confunda con las políticas sociales asistenciales, y que el personal afectado a áreas de desarrollo productivo es muy reducido (del 1 al 9% del total de personal). Se constata, a su vez, la promoción de proyectos asociativos aislados que pocas veces tienen que ver con el perfil productivo regional y con cadenas y/o encadenamientos productivos y comerciales.

Si se da una respuesta adecuada a este desafío, la economía social, además de conformar un actor territorial de empoderamiento comunitario, impulsor de emprendimientos participativos, recobrará su mandato originario: ese fuego transformador de un movimiento social que ha adquirido la "mayoría de edad", para confluir con un sector publico activo y remozado y las mipymes de la economía convencional, en un proyecto político de desarrollo integrado, inserto en un MERCOSUR revitalizado y en una Unidad Suramericana de Naciones.

Por Mario César Elgue : Ex Presidente del IPAC (Pcia. de Bs As., Ministerio de la Producción, 1992-99) y del INAES (Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, 2003-04).Director del Departamento de Economia Social, Asociativismo y Desarrollo Local del MPA.

[1] La economía social es aquella que agrupa a las actividades asociativas y a los movimientos sociales que coinciden en los siguientes principios y características: la organización o empresa tiene por finalidad servir a sus asociados o a su entorno más que generar beneficios u orientarse al rendimiento financiero; tiene autonomía de gestión; integra en sus estatutos y en sus formas de hacer un proceso de decisión democrático; defiende la primacía de las personas y del trabajo sobre el capital en el reparto de sus excedentes; funda sus actividades en los principios de participación, del hacerse cargo y de la responsabilidad individual y colectiva. (Elgue, M., La Economía Social, Claves para Todos, Nro. 61, Bs. As., 2007).